La protesta en la calle, en forma de manifestación o de su hermana pobre la concentración (que se hace cuando no se tiene claro que vaya a haber suficiente gente para manifestarse), es algo relativamente reciente. Antes de que las poblaciones occidentales fueran civilizadas, o domesticadas, como se prefiera, por el espíritu ilustrado, progresista y universalista kantiano que enarboló en el siglo XIX la dirigencia burguesa de los nuevos estados-nación, la gente no protestaba pacíficamente en las calles.