Los jóvenes nos hemos dado cuenta de que nada es para siempre, somos una generación cínica y frívola que no quiere atarse porque vemos que el mundo es demasiado grande -y la vida demasiado larga- para pasarla solo con una persona. Los motivos por los que nos pasa eso, ya dependen de cada uno, pero lo cierto es que estamos rompiendo con el modelo de pareja tradicional, supongo que porque vemos a nuestros padres divorciándose o durmiendo en camas separadas y no queremos tener esa vida.