Quizá la respuesta sea más sencilla de lo que, a priori, parece: porque ninguna persona debería verse obligada a actuar contra su criterio ético; es decir, nadie debería ser forzado a hacer algo que le parezca incorrecto. Consideramos que el actual sistema político no es democrático ni representativo. No es democrático porque en una democracia las personas participan en la toma de decisiones en los asuntos que les afectan; no se limitan a votar una vez cada cuatro años.