Marina Amores, jugadora de viodeojuegos profesional, explica que cuando una mujer quiere entrar en el mundo de los videojuegos, de primeras, se encuentra con un "rechazo bastante obvio". "Actitudes paternalistas, que te regalen cosas dentro del juego, no querer que juegues, hacerte difícil la partida incluso yendo en el mismo equipo, o frases como 'hazme un sándwich' o 'vete a fregar'" son demasiado recurrentes, cuenta Marina.