Con epidemias de dengue y sarampión, que han matado a más de 1.800 personas, y un brote de polio recién declarado, el sistema de salud de Filipinas está desbordado y el país corre el riesgo de convertirse en incubadora de enfermedades prevenibles, en gran medida por el miedo a las vacunas. Filipinas aún se recupera del trauma de Dengvaxia, una vacuna experimental contra el dengue que se aplicó masivamente en escuelas entre 2016 y 2017, hasta que su fabricante, la farmacéutica francesa Sanofi, admitió que tenía efectos adversos y varios niños v