Homo sum, humani nihil a me alienum puto, escribió Terencio hace ya más de dos mil años. “Soy hombre, nada humano me es ajeno”. Por desgracia, la Humanidad, como clama Obama con rotunda mayúscula, no es un concepto absoluto: “Es un atentado contra la Humanidad”, dijo. Albert Rivera fue más personal: “El año pasado en estas mismas fechas estuve en París celebrando mi cumpleaños. París también es nuestra casa”. Se podrían citar cientos y cientos de ejemplos más, pero ambos pensamientos resumen a la perfección el tráfico de la emoción y los límite