Los empresaurios han conseguido que el obrero, entiéndase como asalariado en cualquier oficio, se pelee contra sus compañeros. En lugar de luchar contra el opresor, buscando mejores condiciones laborales, prefiere poner la zancadilla a su compadre, apuñalar al camarada de al lado, hacerle la vida imposible a su igual. Y todo para nada. El sentimiento de colectivismo ha desparecido, hoy en día solo vale uno mismo y punto.