Una democracia y su gobierno sometidos a los caprichos de Felipe VI, como el de acudir a un funeral eclesiástico y descaradamente oportunista cuando, sabiendo todo el mundo que conocía lo del dinero de su padre, hasta para ir a mear tendría el rey que pedir permiso a La Moncloa. Felipe VI se delató a sí mismo ante notario, hace más de un año, pero nada informó a la Justicia, como era su obligación. España está proclamando ante el mundo que su rey puede cometer delitos que quedarán sin investigación ni condena porque la ley dice que, por ser...