Para confiar en la IA, el diseño del software es clave. Como una caja de interruptores hecha con código, el U-2 le dio a ARTUµ un control de radar completo mientras “apagaba” el acceso a otros subsistemas. Estados Unidos no es el único país que desarrolla pilotos virtuales para sus aviones militares. Rusia tiene el programa Su-57. España, Alemania y Francia trabajan en el programa SCAF. Y Reino Unido, Italia y Suecia colaboran en el BAE Systems Tempest. Esperemos que tanta IA sirva para mantener la paz