Soraya Bonita, se fue diluyendo poco a poco porque a sus manos llegaron los informes del CNI, las aventuras del pequeño Nicolás, las encuestas secretas de Arriola, los encuentros con los poderosos del Ibex, la larga mano en los medios de comunicación, sus comandos de los tertulianos camorristas, el control de RTVE y las presiones sobre Planeta y Mediaset, las tensiones con la Cospedal, los informes jurídicos y secretos sobre Cataluña, el baile de los fiscales para los casos de Bárcenas, Pujol y Urdangarin y la cama bien hecha a Gallardón.