Se conoce como inquiokupación cuando una persona que tiene pensado usurpar una vivienda, firma un contrato de arrendamiento y, tras el primer o segundo mes, deja de pagar la renta, sin abandonar el inmueble en ningún momento, convirtiéndose así en okupa de la propiedad. Algunos de los perjudicados llevan cuatro años con sus viviendas okupadas de facto, sin que los tribunales desalojen a sus inquilinos. Ni siquiera figuran en las estadísticas de ocupación porque legalmente lo que sufren es un impago.