Que sí, que vamos a un choque de trenes, ya lo sé, ya lo hemos dicho todos, ya lo hemos leído mil veces. No hace falta repetirlo más. Está claro que en el debate político en relación con Cataluña unos apelan a la democracia y otros enarbolan la Constitución, como si fuera inevitable enfrentar ambas legitimidades. Resulta evidente que, mientras unos amagan con la desobediencia civil y otros amenazan con el Código Penal, nos quedamos con el tópico del choque de trenes, pero ¿somos capaces de ir más allá?