Mariano Rajoy me llamó un día por teléfono y yo le colgué cuatro veces seguidas. Es la pura verdad y juro que fue sin querer. Era un viernes de agosto y en ese momento yo estaba utilizando el móvil para grabar una rueda de prensa de Rafael Hernando. El portavoz del PP en el Congreso, el que cada día inventaba un mote distinto para el presidente de Ciudadanos —«naranjito», «pichón…»— nos estaba contando que «el señor Rivera» era un hombre de Estado, no como otros, y que lo tuviéramos claro, estábamos ante «el principio de un gran amor»...