Rigo, Suandy y Alberto llegan cada mañana a una esquina de la barriada de Capdevila, en La Habana, con la orden de buscar focos del mosquito Aedes Aegypti. Apenas han cumplido 17 años y forman parte del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), una variante sin armas del Servicio Militar Activo (SMA) que también está siendo cuestionada en los debates de la reforma constitucional. Fundado en agosto de 1973 por Raúl Castro, al EJT han ido a parar en las últimas cuatro décadas miles de jóvenes menores de 20 años.