En Costa Rica, refugio de soñadores, ecologistas anónimos sin rumbo fijo, buscadores de paz, excursionistas que se pierden donde no deben hacerlo por su seguridad, no hacen más que aumentar por el número de desaparecidos que no dejan rastro alguno, muchas de esas personas observadoras de fauna, y no precisamente por la mordedura de la letal "terciopelo" que después de morder e inocular su veneno de poderoso réptil, deja a sus víctimas listas para ser devoradas por la fauna animal en algunos de esos maravillosos parques naturales