Acabamos de volver de Atenas, donde hemos tenido el privilegio de trabajar, junto con muchos otros voluntarios, para la población migrante, refugiados y solicitantes de asilo. Al llegar allí, lo primero que nos llamó la atención fue la magnitud del problema; multitud de edificios abandonados (consecuencia de las políticas de austeridad europea), sirven de hogar para miles de personas que han tenido que dejar sus negocios, sus trabajos, sus colegios, sus hogares… Cientos de personas que viven y duermen en las calles de la ciudad...