No tenemos representantes elegidos directamente por nosotros. El Estado no está dividido en poderes independientes y el país entero, por tanto, está sometido completamente al dictado de políticos concretos con nombres y apellidos, el Presidente de Gobierno y su camarilla ministerial -estos y los anteriores-, junto a la cúpula de su partido, de la que ellos forman parte, son los responsables de una deuda contraída con sus decisiones criminales y sólo posible en una dictadura de partidos estatales, donde los beneficiarios son los corruptores...