Andrea tenía mucho dolor, aceptó consumir la droga cristal como última opción. No sabía que mitigar el dolor físico la llevaría a un dolor más profundo, un dolor que le ha dado más llanto que todos los malos momentos de su vida juntos. Sólo escuchó un chirrear de llantas tras de sí, y de continuo un estruendo y un severo golpe. Antes de darse cuenta ya había golpeado con su cuerpo el tablero de su coche. Fue un choque por alcance. Le destrozaron el coche por detrás, y de paso estaba comprando el boleto para empezar a destrozar su vida.