La megaciudad, terminada y proyectada para acoger a un millón de habitantes, no llega a 100.000 y todos son funcionarios del Gobierno chino. Tiene todos los servicios —aeropuerto, centros comerciales, colegios...—, edificios de hasta 20 pisos, urbanizaciones, avenidas..., pero carece de vida. Las autoridades chinas, después de gastar 200 billones de dólares, no han logrado atraer a emigrantes de otras zonas porque las viviendas son muy caras.