En la crisis del ébola, como en el accidente de Angrois o en el hundimiento del Prestige los Gobiernos (también el PSOE en el caso del accidente ferroviario), se le ha echado la culpa al maquinista, al capitán del barco, a la enfermera... Aunque cambia el paradigma y lo viejo sea esa actitud autoritaria e irresponsable, es cierto que se resiste a morir, quizás por ser compartida por la gran mayoría de las élites políticas y financieras españolas. El consejero de Sanidad de Madrid culpó de su contagio a la propia enfermera gallega.