La rapidez de los acontecimientos sorprendió a todos. El 22 de febrero, tras más de dos meses de protestas en la Plaza de la Independencia de Kiev, la Rada Suprema votó la destitución del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich. Como el legislativo carecía de las tres cuartas partes de la cámara necesarias para aprobar la medida según la constitución vigente, los diputados presentes en el parlamento decidieron votar la anulación de la constitución, una medida que muchos consideran un golpe de Estado.