Viendo el uso que los medios más cortesanos han hecho de esas muestras de cariño, reproduciendo cada beso, repitiendo las caricias a cámara lenta y con música ñoña de fondo, destacando la graciosa espontaneidad de quienes sabían que en todo momento estaban siendo observados, grabados y fotografiados… Parece evidente que tanto amor es parte de la operación Felipe VI, que no empezó ayer, que viene ya de largo.