¿Tiene usted un amigo gay? Pues entonces ya está libre de toda homofobia, y puede dedicarse a la política con absolutas garantías: con este sencillo detalle se garantiza el voto incluso de aquellos sectores sociales a los que hasta hace cuatro días consideraba marginales e irrelevantes. Ya solo le falta buscarse un amigo negro, por aquello del racismo. Y si quiere bordarlo, otro gitano. Y por último, ya no le aprieto más, uno moro. Con estos colegas tiene cubierto su cupo de tolerancia, solidaridad, responsabilidad social y amor por el prójimo.