Después de estas recientes elecciones, siguen escuchándose voces que piden la extinción radical de Esperanza Aguirre, considerada casi como una garrapata de la política y a la que habría que aplicarle un insecticida de alta composición química para que no siguiera pulgoneando las vigas de la democracia que toca. Eso, u obligarle a que de una vez por todas se reinsertase de verdad en los modales de la democracia formal –aunque solo fueran verbales-, y dejase de dárnosla con queso,engañando a todo el mundo diciendo que es liberal, porque no lo es