Imaginen un cartel que pusiera “el mejor gay es el gay muerto” frente a una asociación en defensa de los derechos de los homosexuales. Se habría armado una buena. Pero, sin embargo, aparecen estos carteles frente a los juzgados de violencia sobre la Mujer, en Madrid, y no se oye una protesta. “Auschwitz feminazi trituradora de hombres”. “Denuncias falsas”. “Criminales prevaricadores”. “Peligro, feminazis sueltas”.