Las elecciones celebradas en España han dado, por dos veces, unos resultados que conforman un Parlamento fragmentado, en el que no existen mayorías claras que permitan tener certeza de que acabe formándose un Gobierno estable. Este hecho lleva a plantear si no sería oportuno introducir modificaciones en la legislación electoral española, encaminadas a facilitar la conformación de Gobiernos. La nueva situación también suscita la pertinencia de potenciar los acuerdos y las transacciones entre los distintos partidos.