Es cierto que toda sociedad se ha de regir por unas determinadas leyes, ya que de lo contrario nos sumergiríamos en el caos, pero no es menos cierto que cualquier ley, en un verdadero sistema democrático, debería hacer prevalecer la opinión de la gente sin buscar ningún tipo de excusa. Porque entonces caeríamos en el riesgo, y de hecho ya lo hemos hecho, de considerar la ley por encima de la democracia.