Llevamos décadas anunciando un negro futuro para el sistema público de pensiones en España. La crisis, con menos población activa y salarios más bajos, ha acelerado los desequilibrios demográficos. La hucha creada con el Pacto de Toledo está a punto de agotarse. Y hasta el momento, las únicas medidas que se ha tomado han sido la desindexación de la revalorización de las prestaciones limitándola a un máximo del 0,25 % anual y un ligero aumento en el techo de cotizaciones