Ningún movimiento o partido político que se considere a sí mismo marxista, sea de vertiente trotskista, estalinista, maoísta o guevarista, en América Latina, ha sido claro exponiendo de manera categórica la convicción de que esta América Latina no es ni fue jamás una nación constituida basada en la unión de los Estados Unidos de Sur América, fundamentados en fines y principios socialistas.