Todo el mundo sabe que los debates, los directos, las ruedas de prensa, las intervenciones públicas, el mero llamar a un taxi en la calle es un reto para Rajoy. No sabe llamar un taxi, ni hablar en público, no sabe leer ni entiende su letra y, cuando no tiene un guion claro y ha de improvisar dice auténticos dislates del tipo de "un plato es un plato y un vaso, un vaso", "en España hay españoles que son mucho españoles" o "van a subir el IVA de los chuches".