Tenía 22 años, un BMW caro, utilizaba gafas de sol de 300 euros, y Katy Perry hacía conciertos privados para él. La pasada noche del viernes abrió fuego contra los viandantes mientras conducía por las calles de la localidad universitaria de Isla Vista, en California, causando la muerte a siete personas.

La madre de un adolescente fugitivo que utilizó la defensa de la “affluenza” después de matar a cuatro personas al conducir en estado de ebriedad, ingresó ayer en una cárcel del norte de Texas. Está acusada de obstaculizar la aprehensión de un delincuente grave y su fianza es de un millón de dólares.

Se llama Ethan Couch y en 2013 se estrelló contra un vehículo aparcado mientras conducía ebrio a 110 kilómetros por hora. El adolescente, de 16 años, mató a cuatro personas y dejó once heridos; en la sangre le detectaron cannabis, Valium y tres veces la tasa de alcoholemia. Sus abogados alegaron que el joven padecía “affluenza”, un trastorno ligado al hecho de ser rico. Los padres de Couch, según la defensa, lo habrían malcriado hasta deformar su sentido de la responsabilidad. Couch se libró de prisión.