La búsqueda de un lugar idílico en el que vivir, frente al mar o con vistas a la montaña, empuja a centenares de urbanitas, residentes en el área metropolitana de Barcelona, a buscar un nuevo hogar en un entorno más natural y menos masificado. El confinamiento por el covid-19, que ha llevado a muchos a cuestionarse su actual forma de vida, y la exitosa adaptación al teletrabajo, que demuestra que ya no hay que vivir siempre cerca de la empresa, son las principales causas de una nueva migración.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha oficializado el "interés" del Govern en que Cataluña acoja los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 (...) Se trataría, ha dicho, de "aprovechar al máximo" las instalaciones que ya existen y ha añadido: "No es un proyecto especulativo que invierta dinero en instalaciones que luego no se utilizarán".

La Plataforma Stop Jocs Olimpics ha logrado el compromiso de consellera de la Presidència, Laura Vilagrà, de que se excluirá a los barceloneses de la consulta que se pretende hacer a finales del año que viene para decidir sobre los Juegos Olímpicos de 2030. Así, la pregunta se hará exclusivamente a los residentes del Pirineo afectado. Una medida que va contra la idea de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ya en agosto exigió que también se preguntase a los ciudadanos de la ciudad de Barcelona.

La política ha terminado por hacer naufragar el último proyecto olímpico Barcelona-Pirineos. Cabe preguntarse si la organización de unos Juegos Olímpicos de Invierno hubieran sido un estímulo a la hora de fijar población en los valles o, más probablemente, un acontecimiento fugaz que deja unas inversiones, aprovechables o no, de impacto limitado.