La censura en los medios tradicionales venezolanos está afectando la capacidad de los ciudadanos para informarse. Provoca aislamiento y dibuja una realidad que no existe. Lo que sucede en la calle no se refleja en las primeras páginas de la mayoría de los diarios. Las colas, la escasez, la corrupción, el brote de enfermedades, la inseguridad y, entre otras cosas, las protestas, no están en la prensa venezolana, no existe en el papel de los diarios ni en los reportajes de televisión.