Abdelkader, que se gana la vida como peón agrícola y que en enero cumplirá 45 años, tiene permiso de residencia en España desde septiembre de 1995, hace ya casi 23. En diciembre de 2013 solicitó la nacionalidad, que le ha sido denegada en esas tres instancias ya que, según el funcionario del Registro Civil que le entrevistó, “no se halla suficientemente integrado” debido a que “entiende y habla el castellano con mucha dificultad, no tiene un conocimiento básico de la lengua española, y no conoce las fiestas de su localidad”.