El año pasado escribí sobre el papel que Rusia estaba jugando en la guerra de Siria, reforzando al régimen al mismo tiempo que facilitaba el surgimiento del EI y otros yihadistas como medio de dividir y desacreditar a la oposición siria. La acción de Moscú estaba en línea con la estrategia utilizada para derrotar al movimiento separatista en Chechenia, infiltrándose en la insurgencia, dirigiéndola al extremismo, y facilitando la llegada de los yihadistas que desplazaron a los nacionalistas seculares chechenos.

En 2013, un tranquilo ruso de 23 años de edad llamado Ahmed decidió viajar a Siria para luchar con un batallón islamista contra el gobierno del presidente Bashar al-Assad. Dos años más tarde, es un veterano de la guerra civil en Siria y está en libertad condicional de una prisión rusa. Mira hacia atrás con una especie de arrepentimiento aturdido.

Cuatro personas han resultado muertas y otras cuatro heridas en un ataque con arma de fuego a los parroquianos que abandonaban una iglesia de Kizlyar, en la República de Dagestán, Rusia. El tirador fue abatido por la policía, dos de cuyos elementos están entre los heridos. Dagestán, en el norte del Cáucaso, limita con Chechenia y tiene una población religiosamente diversa con mayoría musulmana,

Proyecciones de películas de un concierto de K-pop, un festival de anime y un concierto del rapero ruso Kreed... Todos esos eventos culturales han sido cancelados en los últimos meses después de la presión de los que dicen ser defensores de la cultura y la religión Daghestani.

Protestas masivas contra la movilización en Daguestán: la policía abrió fuego al aire. Vídeo: Ruslán Akhalchi. Mas: twitter.com/TadeuszGiczan/status/1573977123920007175?t=k7HKNiB_dlXyOt0