Cerca de un tercio de la comida producida para el consumo humano se desperdicia en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Este despilfarro se debe en gran medida a que muchas frutas y vegetales no cumplen con los estándares de belleza establecidos por los supermercados, que se niegan a comprar a los productos que se alejen de la norma.