Tras un año de trabajo, el san Jorge de Estella recupera su ser original. La talla del siglo XVI, que fue ultrajada por el acrílico con el que los vecinos y el párroco de San Miguel convirtieron la imagen en un chiste, ha estado en los talleres de Patrimonio del Gobierno de Navarra, donde confirman que se ha perdido un 45% de la policromía que tuvo en el siglo XVIII, cuando fue repintada. La capa de yeso con la que se embadurnó la figura arrasó con buena parte de la pintura.