El problema se localiza sobre todo en Guardamar del Segura, donde se ubica la desembocadura del cauce, y hasta donde llegan cada día kilos y kilos de desechos, especialmente envases plásticos, desde la red de azarbes de la comarca. El municipio ha gastado más de 8.000 euros en retirar los desperdicios durante el último año porque según asegura el alcalde, José Luis Sáez, la Confederación dejó de acometer tareas de mantenimiento en enero de 2016.