Un octogenario que residía en O Saviñao, con apenas recursos, fue enterrado en el lugar donde se hacían las autopsias, en el camposanto de San Vitorio. Así lo ordenó el párroco, que se le diera sepultura en esa zona, que el alcalde, Joaquín González, niega, con cierta contundencia, que sea un alpendre.

La mujer afirma que la investigación se centra en "cinco perros y un gato" y en el hecho que muchos canes sufren, como reconoce, ataques epilépticos, pero está preparando todos los papeles para demostrar "que no hubo maltrato en ningún momento" e indica que tiene facturas del veterinario de 4.000 euros al mes que muestran "que nos preocupamos por todos los perros".Achacó la denuncia, que ya le ha provocado una multa de Medio Ambiente por no tener un núcleo ni estar los perros registrados, a una "venganza" por parte de un antiguo voluntario.

Mientras se abren cada vez más santuarios, los grupos de derechos de los animales dicen que la ley no está haciendo lo suficiente para proteger a los animales. Por ejemplo, no hubo recurso legal cuando a 10.000 animales de granja "se les permitió morir" en las inundaciones del río Ebro en marzo de 2015.También hay dos vacas y un toro que se refugian en O Saviñao mientras sus casos pasan por los tribunales. Fueron rescatados junto con otros 13 de una granja vecina en Boiro, donde fueron mantenidos en condiciones horrendas.