Las calles de Madrid acogen, en el día internacional de acción por la despatologización transexual, una concentración de cientos de personas a favor de la concienciación sobre la libertad de la identidad sexual. Exigen que se ponga fin a la marginación y a la estigmatización. En todo el mundo se pide que la transexualidad deje de estar tipificada médicamente como un trastorno mental.

Orgullo Loco llega para reivindicar un nuevo paradigma ante un viejo campo de discordia: la salud mental. De un lado la psiquiatrización y la vulneración de derechos humanos; del otro, la locura considerada como parte, de la experiencia humana, sin necesidad de patologizarla ni castigarla.

No hay duda de que el Estado debe ofrecer atención psicológica y de calidad para todos, ni de que hay que dejar de estigmatizar la enfermedad mental. Ahora bien, dejando las enfermedades mentales a un lado, ¿deben los psicólogos ocuparse del malestar emocional que destila por todos sus poros nuestra sociedad del bienestar? Yo creo que no, porque se malestar tiene causas objetivas (económicas, sociales) que solo pueden resolverse reevaluando nuestros valores (y actuando en consecuencia), algo que en ningún caso compete a la psicología como tal.