Los señalamientos también apuntan a empleados de otras organizaciones como Médicos sin Fronteras. Las denunciantes aseguraron que fueron abordadas en oficinas y hospitales, a algunas los hombres las encerraron en habitaciones y las amenazaron con despedirlas de sus empleos si no accedían a sus peticiones. Al menos dos de ellas afirmaron que resultaron embarazadas. Muchas de ellas aseveraron que no habían denunciado la situación por temor a represalias o perder sus trabajos. La mayoría además dijo que no lo hizo porque se sintieron avergonzadas.