Una vida marcada por la pobreza. Una vida condicionada por el cultivo de la caña de azúcar en El Salvador. La lluvia de agroquímicos, desde las avionetas, es constante para niños, mujeres y abuelos que residen y respiran en aire de las colonias que lindan con los campos de cultivo. Una realidad social y humana, sin apenas posibles salidas, que conduce a la enfermedad de la insuficiencia renal. ¿Qué se puede hacer? De momento, algunas multinacionales aprovechan para explotar las tierras ajenas y extender la diabetes en los países desarrollados.