Carey McLeod se disponía a realizar su tercer salto de la final de salto de longitud de los Mundiales de Budapest cuando justo después de pasar la marca de salto, se resbaló y terminó por los aires de una manera peculiar, como una rana. Justo antes de elevarse le falló el pie de apoyo, y le hizo salir despedido por los aires aterrizando en la arena de cara, y no de culo como suele ser habitual. McLeod rozó los 8 metros pese a ser un salto nulo.