El glutamato lo tiene todo en contra: un nombre que suena a química y porque lo utiliza “el otro”, el chino, ese del que no nos podemos fiar, que trabaja todo el día, que juega a la tragaperras, al que no vemos salir por los bares, el sospechoso. Incluso se habló de un “síndrome del restaurante chino”, consistente en fatiga, dolores de cabeza y cosas peores y que se atribuía precisamente al Ajinomoto. En realidad, ningún estudio científico ve problema en consumir glutamato en dosis normales (el tomate natural es una rica fuente de glutamato)