La niña llegó al hospital el pasado día 14 con la cabeza rapada, varias cicatrices en forma de cruz realizadas con hojas de afeitar y otras lesiones en los brazos, el tórax y las piernas, síntomas de envenenamiento y de desnutrición, según informó el centro médico. Arraes, que tomó declaración a la madre, informó que la niña participó en un “ritual de purificación” realizado supuestamente durante una celebración de umbanda, una religión sincrética nacida en Brasil que mezcla cultos de origen africano y cristianos.