Ahora le ha tocado al jamón, al chorizo, a la morcilla, al cocido con tos sus avíos y a la madre que lo parió, que de la noche a la mañana y sin saber por qué, resulta que se han vuelto cancerígenos. Por lo visto el tratadillo que están firmando a nuestras espaldas para poder colocarnos su basura transgénica sin consecuencias legales, sí, ese TIPP, más sibilino y oculto que la fórmula de la coca cola, se debe llevar mal con los productos artesanales y la gastronomía local, poco dada en muchos casos a entregar su “savoir faire” .