Se calcula que hay alrededor de un millón de personas en Beijing que viven bajo tierra. Entre los más pudientes, aquellos son conocidos como la "tribu de las ratas". Se trata de jóvenes migrantes llegados desde otras provincias. Entre ellos hay camareros, cocineros, guardas de seguridad, peluqueros, trabajadores domésticos, dependientes de todo tipo de comercios... Ellos son la columna vertebral de la industria de servicios de la ciudad, pero se ven abocados a vivir de alquiler en cubículos de siete metros metros cuadrados.