Ante una decisión que define el futuro y la credibilidad del olimpismo, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha decidido que no decide nada de momento, limitándose a pasar la patata caliente de la suspensión de todo el deporte olímpico ruso a las federaciones internacionales, cuyos presidentes son en su mayoría miembros del COI. Un claro conflicto de intereses al que se llega con los respectivos miembros midiendo cuidadosamente perjuicios y ventajas de cada decisión. Hay dopaje, sí, pero NO PASA NADA, pensaron.