Podemos ha muerto. Su sombra camina hacia el centro a toda velocidad, dejando todas las propuestas novedosas (por radicales, solamente) en un mal recuerdo. Podemos ya no existe, ahora es otro partido. Un partido domesticado que prácticamente calca al PSOE. Podemos, claro que podemos, olvidarnos de Podemos, aquel polémico partido que tanto llamó la atención la primavera pasada. De aquello quedan los restos. Y los restos, el cadáver que dejó aquella formación, merece aquí su homenaje.