Ese vetusto periódico, el ABC, apostaba por una Monarquía de naftalina, aplaudía con entusiasmo a la Dictadura franquista y hasta financió, en parte, el vuelo siniestro del Dragon Rapid para liquidar a la II República. Ello nos llevó a la guerra tras el golpe de Estado del general Franco y sus militarotes, apoyados por el fascista Mussolini, el nazi Hitler y la cúpula católica, de obispos y cardenales, que saludaba al Caudillo con el brazo abierto y lo paseaba bajo palio, como si este franquito sangriento fuera el nuevo Cristo.